¡Hola! Otra vez nos encontramos.
Las cenas en familia suelen ser momentos en los que compartimos lo que vivimos durante el día, ya sea algún problema o alguna buena noticia.
Hacé silencio para escuchar en tu interior qué te gustaría contarles hoy a tus seres queridos cuando te reúnas con ellos para cenar.
Como seguimos transitando el Tiempo Pascual, quiero hacerte retroceder un poquito en el tiempo.
Volvamos a la Última Cena.
Leé la siguiente cita: Lucas 22, 14-20
Ese Jueves Santo Jesús se reunió a cenar con sus discípulos.
Jesús amaba a sus amigos, y quiso compartir con ellos una cena especial:
- Especial porque les mostró el cariño que les tenía.
- Especial porque dejó un ejemplo de amor y de servicio a todos.
- Y especial porque transformó el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.
Al igual que para nosotros, para Jesús las comidas con los amigos también eran momentos especiales, en los que compartía la alegría de estar con aquellos que estaban más cerca de Él.
Los amigos se reúnen, comparten la comida y la alegría. Es así como se sienten más unidos. La alegría es más grande y las penas se sienten menos tristes.
Y cuando somos amigos tiene que haber: alegría, confianza, paz.
Entonces… Pensá en qué cosas no tiene que haber.
Jesús comparte la mesa con todos. Aunque seamos pecadores, Él nos abre su corazón, porque su amor es tan grande que incluye a todos.
De noche en tu oración acordate de las cosas
que te gustaría contarle a Jesús.
¡Hasta la semana que viene!
Seño Moni.
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